RELATO DOS NUEVOS CAPITULOS

 
Imagenes cortesia @eroticamonica en twitter 
Capítulo 5

Las paredes estaban alicatadas de color negro. Los azulejos estaban llenos de polvo y suciedad  Algunos estaban manchados de sangre coagulada y eran manchas muy antiguas . En el centro había como una mesa partida por la mitad , montada encima de unos raíles , debajo de la mesa había como un tornillo sin fin  que acercaba o alejaba las dos mitades . y el lateral una rueda con una manivela . Saqué un trapo de mi bolsillo y limpie la manivela.  La intente girar y esta cedió se acercaban las dos mitades . En los dos extremos habían como unos reposabrazos y pies con unos grilletes . No había duda , alli se torturaba a gente , pero lo que me desconcerto por completo fue que había otra silla ginecológica . habían también los grilletes y delante de esta una peculiar bicicleta . Habían creado con un cuadro de bicicleta una especie de vibrador para mujeres . Con un mecanismo de bielas y hacía  mover un rudimentario consolador de madera muy pulida. Este simulaba el pene de un hombre y su tamaño era de unos 20 CMS de largo por unos 5 de diámetro. No estaba mal. La cadena estaba completamente oxidada, gire con la mano el pedal y efectivamente era un masturbador femenino muy original, la verdad.

Lo que no entendí, fue la mesa que cometido tenía, la sangre en las paredes, y descubrí otras cosas más desconcertantes. En otro lateral, había una serie de cajones en la pared, lo abrí y me encontré fotografías en blanco y negro de hombres y mujeres copulando. Y en una de ellas aparecía mi abuela Elisa. Estaba de rodillas delante de la silla ginecológica con una mujer que me resulto muy familiar. Era una sirvienta de mi abuela que yo la recordaba de haberla visto en casa de ella. Allí era muy joven, era una mujer morena, con unos senos muy pequeños y con un sexo muy peludo, debía estar de moda en esa época.

Conté unas cien fotografías, en varias vi. a mujeres tumbadas en la mesa y estaban con señales de disfrutar . Eran masoquistas. En varias vi como salían chorros de sus coños y la verdad me empecé a excitar. Tenía una curiosidad, las fotos estaban hechas de manera voluntaria o eran fotos robadas, o sea sin el consentimiento de los participantes. Hice un barrido con la linterna y localice una pequeña obertura que enfocaba a la silla ginecológica. Estaba en la pared de la otra habitación.

Capitulo 6

Salí de esta habitación y entre en la siguiente. Esta era más pequeña y a mano izquierda me encontré con la abertura. Colgada del techo había una cámara de los años veinte muy antigua. Había un rudimentario flash y me pregunté: ¿No se daban cuenta que los fotografiaban? Pero hice un descubrimiento todavía más asombroso. Había una antigua cámara de cine, y con el móvil, busque si había lo que sospechaba. Pero no lo vi. En esa habitación, Si vi por el suelo, fotografías recortadas, papeles y sobretodo mucha suciedad y polvo. Había telarañas colgando del techo y había una mesa con unas bandejas de porcelana, en ellas había los restos de algún líquido que se había evaporado y un fregadero muy antiguo de mármol blanco, muy bonito y un grifo de los años 20 del siglo pasado.

Y llegue a la última habitación, antes de llegar al comedor o sala de estar. Era un dormitorio, había una cama de matrimonio, muy alta la verdad. En un lateral había lo que sospechaba que encontraría un proyector. Era de principio de siglo XX. No se si funcionaria, pero había una película puesta. Con ayuda de la linterna vi. Unos pocos fotogramas y lo poco que vi me dejo temblando. Era mi abuela, en una sesión de sadomasoquismo ejerciendo de Ama.

Por lo que había visto hasta ese momento, mi abuela y mi tía eran amas, pues en uno de los fotogramas salía ella. Iban muy sexos, con unos corsés muy ceñidos al cuerpo y tenían unas figuras muy bonitas. Quería ver esa película, y ¿habría más películas? , la respuesta es si.

Estaban colocadas en un armario, pero el tiempo y la humedad habían hecho estragos con algunos fotogramas. A vista de pájaro, vi. Unas cincuenta películas más y habían carpetas con fotos, y cada carpeta con un nombre: Arturo, Roana, Alex, etc. Conté unas veinte.

Creo que el cuaderno de Elisa y todo lo que había encontrado de momento me ayudaría a descubrir los secretos de la familia.

Continuará ...

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